Cansado

No puedo dormir por culpa del cansancio. No es ironía, mi falta de sueño se debe a que pienso demasiado, como siempre. Me tumbo, miro al techo y pienso en mañana, que será un día más de la rutina que me espera ahora que ha empezado el curso. Sin importar quiénes son mis nuevos alumnos, pues tan solo serán versiones de otros anteriores. Porque cada año no es sino la copia del anterior y tanto tiempo dedicándome a lo mismo, me ha dado la experiencia y los conocimientos para comprender que todo es, en cierta medida, predecible. Puedo saber cuándo un alumno va a fracasar y cuándo merece todavía un empujoncito más. Cuándo me escuchan en clase y cuándo no, si la opinión de un poema es sincera o una burda copia del compañero de al lado. Y aún así, con todo lo que sé (y sabré jamás) no puedo entender todavía por qué sigo aquí, haciendo lo mismo de siempre. Supongo que mi mísera existencia y mi inutilidad (si se me permite la expresión) me impiden dar un nuevo rumbo a mi vida. ¿Será porque mi destino ya está escrito, o quizás es solo mi cansancio el que me lo impide? Los años han ido haciendo mella en mí, lo noto en tantas cosas… Ya no me preocupan los comentarios de otros profesores riéndose de quienes les ha tocado ser tutores de los peores alumnos, ni me quita el sueño saber que un alumno va a repetir un año por mi culpa, aunque de eso hace ya bastante tiempo. Aún no sé a qué le estoy dando vueltas esta noche, ¿qué pregunta tengo que contestar para poder cerrar los ojos y enfrascarme en uno de esos sueños tan amados que me alejan de la realidad?

Dos horas despierto y todavía busco la respuesta a una pregunta que no conozco. Si tan solo supiera qué es lo que me altera, podría buscar una solución. ¿Serán los años, la edad? ¿Fantasmas del pasado? Y de ser así, ¿por qué han vuelto esta noche a atormentarme? Estoy convencido de que no ha ocurrido nada hoy que les haya podido traer desde tan lejos para recordarme mis errores. Si estoy en lo cierto y son ellos quienes me quitan el sueño, ¿qué puedo hacer? Aunque de todas maneras, no van a encontrar nada en mi pobre alma inexistente que se encuentra perdida en una vida de fracasos. Si de verdad tuviera la oportunidad de acallar estos fantasmas, haría cuanto estuviera en mi mano. Si de verdad tuviera la oportunidad de cambiar algo, no la dejaría escapar, al menos no esta vez. Pero si algo sé, es que no depende de mí cambiar y tan solo puedo cerrar los ojos e intentar irme a dormir, una vez más.

El problema de la realidad es que no todo lo queremos depende de nosotros.

Tres horas. Me levanto otra vez. Espero que en la cocina haya alguna dulce pastilla que me ayude a conciliar el sueño.

Ya ni dormir, depende de mí.

Un placer explayarse con ustedes.

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